Redacción

Cuando se trata de protección medioambiental, incluso los gestos más pequeños hacen que la suma de todas las medidas se note. Por esta razón, Messer también se rige por los principios ecológicos en la comunicación.

En muchos lugares, el uso de gases desempeña un papel importante en la preservación del entorno. La molienda criogénica y la extracción supercrítica ahorran grandes cantidades de disolventes. Sin embargo, cuando se utilizan estos últimos, pueden recuperarse con procesos criogénicos después de su uso y transferirse a ciclos cerrados de materiales. Al fundir el acero o el vidrio, la incorporación de oxígeno puro proporciona una combustión eficiente y ahorra grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Esto también ocurre en el transporte refrigerado, donde el dióxido de carbono en forma de hielo seco sirve como refrigerante. Gracias a ello se puede prescindir de equipos de refrigeración en los vehículos reduciendo también la contaminación acústica. Menos papel, tinta y emisiones de CO₂

La lista de importantes beneficios para la protección medioambiental podría seguir y seguir: para los especialistas en gases de Messer, la ecología representa una parte intrínseca y a gran escala de la actividad empresarial principal. Pero esa no es una razón para descuidar los detalles que también conservan los recursos y reducen la contaminación. Incluso las acciones más «pequeñas» producen un gran impacto que contribuye al resultado final. Una de esas acciones tiene que ver precisamente con esta revista. Esta edición de «Gases for Life» no se imprimirá y será la primera vez que se publique exclusivamente online. Con una tirada media de 5.000 copias, esto supone un ahorro de alrededor de una tonelada de papel por edición. Además, ya no será necesario imprimir 140.000 páginas de la revista. Esto no solo ahorra tinta, sino también electricidad para el funcionamiento de las imprentas. También se elimina la necesidad de ensobrar las revistas para entregarlas físicamente. Anteriormente, estas publicaciones periódicas se enviaban incluso a lugares tan lejanos como China, Vietnam o América por lo que este simple gesto reduce las emisiones de efecto invernadero en cierta medida por sí solo.