Redacción

MEDIO AMBIENTE

El ozono descompone sustancias nocivas

El ozono es extraordinariamente reactivo. Las plantas de tratamiento de aguas residuales aprovechan esta cualidad para transformar, por ejemplo, restos nocivos de medicamentos en sustancias inocuas. La ozonización desempeña un papel cada vez más importante en la depuración de aguas residuales.

El diclofenaco es uno de los fármacos de uso más frecuente contra el dolor y la inflamación de las articulaciones. Puede obtenerse sin receta en forma de pomada. Sin embargo, el ser humano expulsa el 70 % del producto intacto tras la aplicación. Solo en Alemania, unas 63 toneladas de esta sustancia terminan en las aguas residuales cada año. En las plantas de tratamiento de aguas con las tres etapas habituales –mecánica, biológica y química– se descompone solo de forma parcial. El resto, una cantidad notable, termina en los cauces de agua y representa un serio peligro para la población de peces.

Microimpurezas nocivas

Este analgésico es solo un ejemplo de los complejos compuestos orgánicos con un considerable potencial nocivo. Muchas otras sustancias de este tipo, desde antibióticos y productos anticorrosivos hasta pesticidas, pueden causar también daños notables cuando permanecen en el ciclo del agua, aunque en el conjunto total de las aguas residuales se consideren «microimpurezas».

Actualmente, la protección del agua es un tema fundamental en la mayoría de los países. Cada vez son más las plantas de tratamiento que trabajan con etapas de depuración adicionales, también contra este grupo de sustancias. La planta depuradora de aguas residuales (ARA) en la localidad de Reinach, en el norte de Suiza, posee una cuarta etapa desde 2016. En ella, las aguas residuales se tratan con ozono.

De las piscinas a las depuradoras

«La ozonización del agua es un método consolidado que lleva mucho tiempo empleándose en piscinas para combatir virus y bacterias», explica el director de la planta, Reto Pfendsack. «Gracias a su enorme reactividad, el ozono ataca también a moléculas problemáticas en las aguas residuales y las transforma en sustancias inocuas».

Sin embargo, hay algunos compuestos que no deben tratarse con ozono, ya que pueden producir, por ejemplo, bromatos tóxicos. «Nuestras aguas residuales se analizan primero en un laboratorio especial», comenta el director de ARA. «En él se comprueba que sean aptas para la ozonización».

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Bastan tres gramos por metro cúbico

Hoy en día, a las aguas residuales de Reinach se les añade de media entre dos y tres gramos de ozono por metro cúbico. Unos difusores –pulverizadores finos de material cerámico– lo introducen en forma de burbujas diminutas con una gran superficie total en los tanques de depuración, donde tienen lugar las reacciones de oxidación. «El procedimiento requiere poco personal, es sencillo de manejar y, en comparación con otros procesos alternativos, sus costes son considerablemente menores», destaca Pfendsack. La eficacia del tratamiento con ozono se revisa regularmente mediante doce sustancias de referencia, entre ellas el diclofenaco y el benzotriazol. Los valores de laboratorio confirman que vuelve inocua a la mayor parte de las microimpurezas. El agua depurada puede derivarse entonces sin preocupación desde ARA hasta el arroyo local, el Wyna. Sin embargo, la molécula de ozono (O₃) es muy inestable, por lo que el gas no puede transportarse ni almacenarse. ARA Reinach lo produce directamente en la planta en un generador de ozono sometiendo el oxígeno (O₂) a alta tensión. Del suministro de este gas se ocupa Messer.


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